Después de correr tras el día para que no se detenga...

antes que acabe todo… llegue de nuevo la noche… antes que todo quede en el orden imperfecto de tu ausencia… vale todo desde el mirador de mis aguas mansas, éstas donde se moja el sol coloreando de violeta la corriente, aguas que me calman en la cama, lavanda en los brazos, los ojos al techo… tu voz, en mi almohada, risueña en conversa que duerme al pensamiento, mi alma despierta… el alma ligera y sincera que empieza a remar en la inmensa noche… y un hilo de vida despierta la mañana que me pondré, de nuevo, para amarte… imperfecta de sal y de estrellas…
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