Existen regresos y arboles que cuentan de aquellos días,
quimeras y mariposas;
giros del tiempo y reconciliaciones;
flores que nacen sobre la tormenta dormida;
ojos que no ven a ninguna parte…
canciones que parecen despedida entre la paz que lo impregna todo,
cuando todo pasa.
Recordandote. F.C.V.S
quimeras y mariposas;
giros del tiempo y reconciliaciones;
flores que nacen sobre la tormenta dormida;
ojos que no ven a ninguna parte…
canciones que parecen despedida entre la paz que lo impregna todo,
cuando todo pasa.
Recordandote. F.C.V.S
Hace tiempo escribí este retazo de mi vida, tu poema y la canción me lo trajo a la memoria; permíteme que te lo obsequie hoy querida Ely, amiga mía.
ResponderEliminarEl celular
He terminado mi largo camino.
El celular no sonó ni una vez...
He tomado como hoy, en la vida,
muchos caminos hasta tu puerta
tapiada desde antes para mí.
Aunque, conozco bien tu sonrisa
y el íntimo perfume de tus cabellos
sé que todos mis caminos
conducirán irremediablemente a tu puerta
que nunca veré abrir.
He llegado
y ya frente a ella,
en lo oscuro,
no tengo lágrimas;
solo la miro
y asumo
que está definitivamente cerrada.
Mejor voy a quedarme aquí en la berma,
acomodando las trizas
que quedaron
de la ilusión del alma;
acomodando el corazón también
en su lado
y después me iré,
volteando y recogiéndome en la pena
“al menos lo he intentado”.
Muchas veces he estado solo
y muchas otras he llorado.
Tú apareciste una vez
y de tu propia aflicción
prendiste tu sonrisa
en mi alma
como un regalo.
Por eso,
cada vez que estoy triste
o siento que en el largo camino
¡ya no puedo!
sin quererlo, voy a dar a tu puerta.
El celular esta callado
y hacia un abismo de tristeza...
mirándolo...mirándolo...
asido a él ...me caigo.
Tu puerta esta cerrada
y el celular callado,
la noche cierne sobre mí
su soledad,
su hórrido espanto;
tengo que irme
aunque a veces imagino
que entre la risueña rendija
se impone una cálida luz que la abre
y entre el fulgor casi te veo
un instante. Soy feliz.
Más,
es noche ya
y tristes rosarios de luces
trazan las calles desvencijadas
mi infausta ruta de regreso.
Este camino solitario
me trajo a tu puerta.
El celular sigue callado.
Y en la soledad zozobra el corazón
en el lúgubre mar de lo negado.