Aquel que no quiere ser ni significar, se pierde en la vuelta peligrosa del no sentir,
disfraza los vacios de dicha y entrega el cuerpo buscando el alma, nunca se encuentra;
el afecto que no se siembra no florece… Cuando las bocas no te calman,
las manos no te queman, los ojos no te detienen…
el fuego está en el aire y no somos nada…
no somos fuego y tierra, no somos calma y paz, no somos amor...
Entre tantos cuerpos, no somos, no somos.
La libertad se vuelve una aventura deseada por el alma…
y el amor una necesidad…
porque volar, tocar y caer y volver a volar, tocar y caer
no siempre significa Libertad…
El fuego, la pasión; tienes una poesía de líneas muy profundas y tienes muchísima razón la libertad no es el libre albedrío por paradíjico que parezca. Un fuerte abrazo
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