Antes jugaba la ignorancia de sabérmelo todo y entre mil culpables, solo yo, quedaba presa de angustias… y tanta lucha se vuelve costumbre ahí es cuando el mundo nos pesa… hoy admiro los sueños que vuelan y las batallas que parecemos perder, las mentiras que dijimos, las verdades que ya no son, y es que una verdad, como el amor, tiene un tempo, como el alma tiene al cuerpo… las dos se van a volar a alguna parte cuando termina el adagio… No pierden belleza y se vuelven eternidad.
Sentir y escuchar despierta los espacios donde quiero vivir… aunque parezca estéril en medio de la tormenta, el amor. El Observador está lejos de la ignorancia y la indiferencia está AQUÍ Y AHORA fuera del drama, está consciente, esta amando.